Ahora tenemos que ser más sofisticados y aprender a disponer de la información que el cliente necesita en el momento que la necesita: recursos para pacientes, actualización científica y también en la consulta, cuando busca una información rápida, en la ficha técnica de un producto o guías de tratamiento.
Sin duda será un reto encontrar el equilibrio entre la promoción presencial, y digital en base a las preferencias de cada cliente en lugar de seguir el mismo plan para todos los clientes. Sin lugar a dudas, pensar en una posible segmentación será relevante: ¿utilizaremos los canales digitales solamente para los clientes a los que la fuerza de ventas no puede llegar? ¿qué pasa si los clientes reservados a la fuerza de ventas prefieren canales digitales? ¿dispondremos de materiales adecuados, en los formatos adecuados para hacer visita médica dinámica y atractiva, que el profesional sanitario quiera repetir?
Hemos leído y analizado muchos artículos abordando qué parte de la aceleración digital se quedará después de la pandemia. Nuestras conclusiones son que volveremos a un modelo presencial solamente en parte, ya que el profesional sanitario también se ha acostumbrado y le ha visto las ventajas al modelo digital, por lo que el eMail, los webinars, los cursos online y el remote detailing permanecerán. El reto está en ser ágiles disponiendo de contenido relevante y atractivo, en tener los canales por los que el profesional quiera interactuar con nosotros y que todo ello esté planificado, integrado con las herramientas necesarias y alineado estratégicamente dentro de lo que llamamos “customer engagement plan”.
Además, solamente de esta forma podremos medir el resultado de nuestras acciones y así saber dónde seguir invirtiendo y qué iniciativas, canales y contenidos dejar de lado.